Test de Lectura Rápida

Había una vez un principito que vivía en un pequeño asteroide. Su planeta era apenas más grande que una casa, y tenía tres volcanes, uno de ellos extinguido desde hacía millones de años. También tenía una rosa que era muy hermosa y vanidosa. El principito la cuidaba con mucho cariño, pero la rosa era exigente y demandante, y a menudo lo hacía sentir infeliz.

Un día, el principito decidió explorar otros mundos. Construyó un pequeño avión y viajó por el espacio, visitando varios asteroides diferentes. En cada asteroide conoció a una persona diferente, cada una con sus propias peculiaridades y excentricidades.

En un asteroide conoció a un rey que no tenía súbditos, en otro a un vanidoso que solo se preocupaba por su apariencia, en otro a un hombre de negocios que estaba demasiado ocupado para disfrutar de la vida, y en otro a un geógrafo que no sabía nada del mundo que lo rodeaba.

El principito se sintió cada vez más desilusionado con los adultos que conoció. Le parecían egoístas, superficiales y sin sentido común.

Finalmente, el principito llegó a la Tierra, donde conoció a un zorro. El zorro le enseñó el valor de la amistad y la importancia de crear vínculos con los demás. El zorro le dijo: "Solo se ve bien con el corazón. Lo esencial es invisible para los ojos."

El principito también conoció a una flor que le habló de la importancia de ser único y especial. La flor le dijo: "Eres único en el mundo para mí. No hay otro como tú. Esto es lo que te hace importante. Es por eso que te amo."

El principito aprendió mucho durante sus viajes por el espacio. Se dio cuenta de que lo más importante en la vida no son las cosas materiales, sino las relaciones que tenemos con los demás y las experiencias que compartimos.

Al final, el principito regresó a su asteroide y decidió cuidar a su rosa con más amor y comprensión. También decidió explorar su propio planeta con más atención, para descubrir sus secretos y tesoros.